Apreciados adversarios,
La
sociedad catalana, excepto aquellos que se aíslan ajenos a todo lo que les
rodea, se divide, básicamente, en dos grandes grupos: De un lado estaríamos los
que creemos que la única manera democrática de decidir el futuro político de
este país es mediante las urnas, mediante el
voto o, lo que es lo mismo, que esta histórica decisión solo la podemos
tomar los propios ciudadanos catalanes.
Según todos los análisis i encuestas un 80% de la sociedad estaríamos de
acurdo con esta opción. Del otro lado (aproximadamente un 20%) están los que
piensan de manera opuesta. Son los que opinan que la sociedad catalana no puede
ejercer este derecho i se manifiestan totalmente contrarios a la celebración
del referéndum del 1 de octubre.
Dentro
de este amplio y diverso 80% de la sociedad catalana, están los que creen que
el único camino posible para construir un país mejor, un país de futuro, es
mediante la independencia, mediante la herramienta que representa un Estado
independiente. Otros compatriotas, como vosotros, no son partidarios de la
independencia de Cataluña, pero están dispuestos a defender su posición con
argumentos, con el debate democrático y, sobre todo, como demócratas que son,
no tienen ningún miedo a consultar al pueblo. No tienen ningún miedo a las
urnas y al voto. Al contrario, están convencidos que es el único camino posible
para terminar con el largo contencioso histórico entre Catalunya i España.
El
próximo 1 de octubre, la ciudadanía de este país será convocada a participar en
un referéndum de autodeterminación. Las urnas deberán ser las que decidan cuál
debe ser el modelo de Estado que queremos para Cataluña. Se trata de un hecho
de extraordinaria trascendencia y que, sea cual sea el resultado final de la
consulta a la ciudadanía, afectará a todos los que vivimos en esta, hasta
ahora, comunidad autónoma española.
Desde
el movimiento independentista que impulsa este proceso y que, evidentemente,
está por el SÍ en el referéndum, una inmensa mayoría, por no decir todos,
hubiéramos querido un referéndum acordado con el Estado español. Creo que lo
hemos intentado por todos los medios posibles, hasta 18 veces y, últimamente,
mediante el Pacto Nacional por el Referéndum que ha reunido cientos de
entidades sociales, culturales y políticas. El objetivo del Pacto era claro:
impulsar un acuerdo entre los gobiernos del Estado y de la Generalitat que
permitiera la celebración de un Referéndum con todas las garantías y
vinculante, para que la ciudadanía catalana pudiera votar sobre su futuro
político como nación. Nadie podrá decir que no lo hemos intentado.
Ahora
bien, todos sabemos que para que haya un referéndum acordado se necesita que
las dos partes estén dispuestas a pactar. Nosotros, los partidarios de la independencia, desde hace mucho tiempo que
estamos sentados en la mesa de negociación y, hasta el último momento, hemos
esperado i deseado que nuestro interlocutor también se sentara. Los resultados
ya los conocéis y no es necesario que los volvamos a repetir: la respuesta del
Estado español ha sido la amenaza constante y la persecución y represión
política, jurídica y mediática.
Nuestra
determinación para poder ejercer el derecho a votar el próximo 1 de octubre es
firme y creo que todos, incluso el Estado, son conscientes que no hay
posibilidad de marcha atrás. Tanto la determinación de nuestros representantes
políticos en el Parlamento (mayoría absoluta) como la de la ciudadanía que
estamos por el SÍ. Vosotros, a los que me permito llamar "los demócratas
del NO" conocéis nuestra determinación y sabéis que estamos dispuestos a
hacer lo que sea necesario, siempre de manera cívica, pacífica y democrática,
para que sea el pueblo, donde reside la soberanía, el que decida el futuro de
este país. Sabéis que no vamos a ceder ni un solo milímetro.
Las
cartas ya están sobre la mesa El referéndum tendrá las garantías de cualquier
otro referéndum: habrá urnas, habrá colegios electorales, habrá censo, habrá
oportunidad para defender las dos opciones de voto, habrá observadores
internacionales…. El referéndum será también vinculante. Así lo ha confirmado
el gobierno de la Generalitat que está dispuesto i decidido a aplicar los
resultados: declaración de independencia si gana el SÍ. Elecciones autonómicas
si gana el NO.
Más
allá del SÍ i del NO, pero, nos unen
muchas cosas. Todos queremos un futuro mejor, un país mejor para nuestros hijos
y nietos. A todos nos une también el respeto a la democracia por la cual muchos
de vuestros padres o abuelos, o quizás vosotros mismos tanto hemos y habéis
luchado.
En
nombre de este respeto a la democracia, hagamos realidad este
referéndum. Hagamos juntos el camino hasta el 1 de octubre para dar la voz al
pueblo y para que sean las urnas -y sólo las urnas- las que con voz bien alta y
clara nos marquen el camino del futuro. Reforcemos -juntos- la propia
democracia en su expresión más genuina: las urnas y el voto ciudadano.
No
tengo ninguna duda de que unos y otros respetaremos el resultado, sea cual sea.
Apreciados
adversarios, nos encontraremos el próximo 1 de octubre en las urnas.